Voy sin rumbo fijo a bordo de una máquina del tiempo a la que le fallan los motores.Voy por ahí con la sensación de que se me quedó el cepillo de dientes camino a un viaje importante, pero con la certeza de que como en todos los viajes, las horas están contadas. 

Ya no sé si el tiempo es mi amigo, o el vecino al que siempre le he caído mal. Las agujas se mueven más lento en sentido contrario y aún así, pareciera que no he entendido el peligroso deporte que es volver. 

Volver a bordo de una ilusión averiada, sin rumbo pero sin pausa, Con el equipaje incompleto, pero pesado. ¿Volver? Qué es volver si no es a ti. Qué es volver, si no es una condena, o una trampa. 

Volver como la paloma al nido, 
como el río a su cause,
como el soldado a casa. 

Estoy en medio de la luna solo y no se puede ver la tierra desde acá, o sentir la gravedad. No sé si estoy flotando o cayendo, me quedé sin ancla. 

No somos polvo de estrellas, somos solo polvo. De ese que polvo que cubre los objetos olvidados y también las causas perdidas. 

Hoy somos lo que nunca fuimos. Y lo que extrañamos es lo que nunca más seremos. Lo cierto es que uno de estos días voy a despertar sin ese deseo absurdo de volver. Porque tarde o temprano, todos los motores fallan.

- Anónimo